Un docente prosumidor debe dominar una serie de competencias para consumir y producir información así como desarrollar una serie de propuestas didácticas que permitan al alumnado adquirir las denominadas competencias mediáticas.

El término “prosumidor” fue utilizado por primera vez por Marshall Mc Luhan y Barrington Nevitt en la década de los 70 incidiendo en la influencia de los medios tecnológicos en el ser humano, y hace referencia a aquellos usuarios de la red que actúan como canales de comunicación.

Un docente prosumidor sería, entonces, capaz de consumir y producir recursos audiovisuales de manera crítica y creativa, adaptando y enriqueciendo el curriculum a las nuevas necesidades del alumnado del siglo XXI, más habituado a aprender en otros contextos situados fuera del espacio “aula”, relacionados con los medios audiovisuales y tecnológicos.

Por ello, es necesario reformular nuestras prácticas pedagógicas de modo que integremos mediante un uso responsable los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, mediante una seria reflexión no sólo a título personal sino a nivel de equipo educactivo e incluso a nivel de centro, para que la competencia mediática esté recogida en los distintos documentos.

Entre los obstáculos que encontramos para implementar esta nueva metodología en las aulas podemos citar la falta de formación del profesorado pero también la falta de un marco teórico de educación así como la de un déficit legislativo. Es por ello que necesitamos tanto de programas de formación inicial y permanente del profesorado como de un programa global de educación en medios y una reforma del curriculum para integrar dicha competencia mediática, tan fundamental en nuestra época para formar ciudadanos críticos y responsables.